‘Crush’ de Bon Jovi: los héroes de los estadios reivindican al rock
‘Crush’ fue un álbum clave para la longevidad de la carrera de Bon Jovi, y el regreso a las listas de éxitos en la década de los 2000.
Tras su meteórico ascenso en los años 80, Bon Jovi pasó la mayor parte de la siguiente década capeando el temporal y superando la etiqueta de ser una banda de hair metal. Después del hedonismo de hard rock de Slippery When Wet y New Jersey, los dos álbumes que hicieron durante los 90 (Keep the Faith y These Days) fueron proyectos más serios. En ellos hubo más epopeyas, más historias y muchos menos puñetazos. Ambos contenían letras más oscuras de lo habitual e inclusive Keep the Faith incluyó “Dry County”, su primer y único tema de diez minutos. Los resultados fueron elogios de la crítica, aunque los colocó en un perfil comercial más discreto (al menos en Estados Unidos). Sin embargo, Crush cambió todo eso, marcando un nuevo comienzo para la banda cuando llegó en junio del 2000.
El álbum comienza con un trío de sencillos exitosos, pero lo cierto es que todo él disco está lleno de canciones aptas para la radio. Es realmente el primer álbum de Bon Jovi que no busca un sonido unificado, dando a cada tema una sensación propia. Son canciones elegantes y modernas, con guitarras retro, post-grunge y pop puro, dependiendo de lo que requiera la canción. También hay algunos indicios de la dirección hacia el género Americana que tomarían durante la próxima década.
Escucha Crush de Bon Jovi en Apple Music y Spotify.
Gran parte del éxito de Crush se puede atribuir a la llegada de sangre nueva. El bajista Hugh McDonald ya estaba instalado en la banda luego de reemplazar oficialmente a Alec John Such en el primer cambio de personal de Bon Jovi. Este fue un movimiento que inicialmente sorprendió a los fans que pensaban que la asociación del quinteto era inquebrantable. Otra pieza clave que pasó a un segundo plano fue el compositor Desmond Child, quien aportó el brillo del éxito a “You Give Love a Bad Name” y “Livin’ On A Prayer”. En esta ocasión Jon Bon Jovi y Richie Sambora se encargaron de la mayor parte de la composición de Crush, junto al el co-escritor principal Billy Falcon, un advenedizo cuyo único crédito importante anterior había sido coescribir (con Bon Jovi) “Sometimes It’s a B***ch” (“A veces es una p***a”) para Stevie Nicks.
La apuesta dio sus frutos
Lo más sorprendente es que no hay ningún productor de renombre involucrado en Crush. El creador de éxitos Bruce Fairbairn estaba listo para producir este disco antes de tener un repentino ataque cardíaco. El productor de Metallica, Bob Rock, también fue considerado para el trabajo. Finalmente, Bon Jovi y Sambora decidieron coproducir con Luke Ebbins, un joven con muchas ideas y ningún éxito en su haber. La apuesta dio sus frutos y Crush salió con un sonido pulido pero fresco, sin huellas dactilares obvias.
Si bien Crush es más que sus sencillos, pasemos directamente a ellos. Para la mayoría de las bandas, “It’s My Life” es el tipo de canción que aparece una vez en su carrera: un himno innegable, con un mensaje universal y un gancho inquebrantable. Desde los dos acordes machacones que la abren tiene la chispa de un éxito pop, pero también está impregnado de rock clásico. Durante la promoción del álbum Jon Bon Jovi admitió libremente que había tomado el título y la actitud de la canción de los Animals. La letra también menciona a Sinatra y cita a Tommy y Gina de “Livin’ On a Prayer” (resulta que ellos lo están haciendo bien) y Sambora culmina todo con un solo de talkbox, probablemente el último en aparecer en un sencillo exitoso.
El segundo sencillo, “Say It Isn’t So”, logra el ingenioso truco de sonar como Humble Pie en los versos y The Beatles en los coros. Mientras tanto “Thank You for Loving Me” es la balada obligatoria del álbum, esta vez consagrada con un arreglo de cuerdas reales (y un bonito riff de Sambora al final).
Sambora hace algunos de sus mejores trabajos entre líneas, incluidos algunos grandes momentos en “Next 100 Years”, que es una canción de tres minutos con una coda de cuatro minutos. Comienza como una canción de amor pegadiza, luego se desvanece con un cántico tipo “Hey Jude” antes de que la banda se acelere y Sambora se suelte. Es un momento que suena a un show en directo y encabeza la lista de sencillos que quizás deberían haber sido promocionados como tal.
Un regreso a la pura diversión
En el período previo a los años 90 y luego después del 11 de septiembre, Bon Jovi se volvió político, pero Crush marcó el regreso de la banda a la diversión pura y sin complicaciones. Los fans de toda la vida sin duda apreciaron “Just Older”, una canción conmovedora que argumentaba que llegar a la mediana edad no era gran cosa. Y cualquiera que recordara los años 70 tenía que apreciar “Captain Crash & the Beauty Queen from Mars”, la única canción de Bon Jovi que hace un claro guiño a la era del glitter. (Incluso el título suena como una tema perdido de Mott the Hoople). El final, “One Wild Night”, es tan impactante que se convirtió en el título de un álbum en vivo un año después.
Pero el tesoro enterrado en Crush es “I Got the Girl”, escondido hacia el final. Desde el punto de vista musical, resume el álbum, comenzando como un pop electrónico malhumorado y luego lanzando acordes en el coro. Desde el punto de vista lírico, parece ser una canción más de Bon Jovi sobre la suerte y la búsqueda de la pareja perfecta, hasta que se le ocurre aquella frase fácil de pasar por alto: “La Reina de Corazones siempre será una princesa de cinco años para mí” (“the Queen of Hearts will always be a five-year-old princess to me”). Sí, está cantando sobre su hija, haciendo el mismo truco narrativo que hizo Chuck Berry en “Memphis”. Es el tipo de momento que mantiene a Bon Jovi honesto y un poco entrañable: detrás de todo ese pop aerodinámico y esos fuegos artificiales de estadio, se encuentra un padre radiante.
