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Por qué The Carpenters eran más geniales de lo que parece

Carpenters eran en realidad inconformistas musicales, gracias a los arreglos con visión de futuro y la voz única de Karen.

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Carpenters
Portada: RB/Redferns

Ser aclamados por el presidente Nixon – recientemente avergonzado por el escándalo de Watergate – como “los mejores jóvenes de Estados Unidos” probablemente no fue lo mejor para su reputación y credibilidad. Tampoco les ayudó que durante los años siguientes la música de The Carpenters también fue encasillada como AOR o soft-rock, un par de etiquetas que negaban la audacia y la creatividad del dúo, a pesar de contar con un catálogo musical impresionante. Sin embargo, para todos aquellos que los escucharon con atención, saben que en realidad había mucho más detrás de esta gran banda.

Los inicios de The Carpenter

Richard Carpenter tuvo su formación musical a través de los discos 78pm de su padre, una colección ecléctica que incluía a Nat King Cole, Perry Como y el jazz Dixieland de Red Nichols. Al final de su adolescencia, formó The Richard Carpenter Trio – una banda en la que él era pianista, su hermana Karen Carpenter tocaba la batería y su amigo Wes Jacobs tocaba el contrabajo y la tuba. El grupo ganó una prestigiosa batalla de bandas en junio de 1966 en el Hollywood Bowl. Sin embargo, el propio Richard más tarde admitiría que “nuestro sello característico de rock-tuba nunca se iba a poner de moda”.

Posteriormente, Richard y Karen se alejaron del jazz instrumental y grabaron una canción que él había escrito llamada “Looking For Love”. A pesar de tener un sonido un poco crudo, grabada de manera rudimentaria en un garaje cerrado en Los Ángeles, la canción llamaba la atención por sus elementos innovadores, como el fraseo de la voz de Karen, de 16 años, que jugaba con una melodía de la flauta. Este demo impresionó al cofundador de A&M Records, Herb Alpert.

Posteriormente, Alpert le dio a Richard carta blanca para escribir las canciones de su álbum debut de 1969, Offering. La canción que le da título, un cover de “Ticket To Ride” de los Beatles, era una versión que convertía este éxito en una balada lenta a través de un arreglo musical innovador. Fue tan memorable esta versión de la canción, que más tarde se retomó para un álbum orquestal que se grabó en agosto de 2018 (con Richard como arreglista y director) en los icónicos Abbey Road Studios, donde los Beatles grabaron la canción por primera vez en 1965.

Aunque para aquel entonces ya había señales del gran talento como arreglista de Richard, su gran consolidación sucedió apenas cuando The Carpenters lanzaron su segundo álbum, Close To You, un año después. Sobre la inspiración detrás del sonido de este álbum, Richard comentó que “Les Paul y Mary Ford probablemente fueron la mayor influencia en mí debido al sonido superpuesto. Karen y yo nos hicimos cargo de todo el asunto de usar pistas múltiples”.

(They Long to Be) Close To You

(They Long to Be) Close To You” fue una canción revolucionaria para el dúo. Triunfó por completo en las listas de éxitos, fue número 1 en las listas de Billboard durante cuatro semanas en 1970 y ganó el Grammy a la mejor interpretación contemporánea de un dúo, grupo o coro un año después, ganándole el trofeo a los Beatles y Simon & Garfunkel.

De hecho, The Carpenters merecen mucho crédito por lo audaz y progresiva de su versión, una canción originalmente compuesta por Burt Bacharach y Hal David. Si bien había versiones anteriores de la canción por Dionne Warwick y el propio Bacharach, incluso éste último le rindió homenaje al arreglo que ideó Richard Carpenter (usando su piano Wurlitzer) para resaltar la voz de Karen.

La versión de Carpenters resultó ser más contundente que la original, con una armonía cambiante y pausas más cortas. Richard usó una pista de clic para sincronizar las voces (magistralmente dispuestas en armonías de cuatro partes triplicadas en 12 partes vocales sobre-grabadas) y lograr el efecto correcto. Le tomó 47 tomas solo obtener los “wahs” extendidos de la manera que él quería en el coro final. El trompetista Chuck Findley tuvo que modificar repetidamente la parte de la trompeta para lograr que las ondas de sonido se modularan de la manera que el productor quería. “La gente entraba durante la grabación y decía: ‘Nunca habíamos escuchado algo así’”, recordó Richard.

La cantante, productora y propietaria de una compañía discográfica, Linda Perry, dijo: “Richard está arriba en otro nivel junto con Brian Wilson. Él tenía el mismo tipo de perfeccionismo e hizo cosas muy interesantes con las producciones y los arreglos en los que trabajó”.

La canción fue un éxito instantáneo, e incluso Dionne Warwick señaló: “La versión de Carpenters es lo suficientemente nueva y fresca como para que la gente no la asocie conmigo. Tiene un sonido único. Se apropiaron de la canción”.

El genio de Richard Carpenter

El perfeccionismo de Richard se trasladó del estudio a sus conciertos. Pasaba hasta una hora antes de algunas presentaciones equilibrando los micrófonos de los instrumentos y las voces, un trabajo que normalmente se dejaba en manos del ingeniero de sonido.

Además de escribir grandes arreglos, Richard también tenía la habilidad de detectar melodías ganadoras. Escuchó por primera vez “We’ve Only Just Begin” como parte de la música de un anuncio de televisión para Crockers Citizen Bank Of California y pensó “esto suena como un disco exitoso”. Richard llamó al compositor Roger Nichols para preguntarle si ese simple jingle también tenía un puente y un tercer verso. Nichols dijo que la genialidad de Richard logró que la la voz de Karen convirtiera una letra “que tenía la misma calidad que una tarjeta de felicitación de Keats” en una melodía enormemente popular.

Goodbye To Love” es otra canción que muestra la innegable relevancia de The Carpenters. Richard estaba mirando televisión cuando vio la película Rhythm On The River de Basil Rathbone, Bing Crosby y Mary Martin de 1940. En este filme se menciona el título de esta canción, aunque en ningún momento se le llega a escuchar. Sus instintos solían dar en el clavo. Así fue que se dio cuenta que el simple título de la canción era una base sólida para crear un hit que pudiera llegar al Top 10, aunque al crearlo fueron sus arreglos los que causaron sensación. Richard dijo: “Me imaginé algo que estaba un poco fuera de lo común. Quería dos cosas que normalmente no van juntas: un solo grave melódico de guitarra”.

El fallecido guitarrista Tony Peluso, quien fue uno de los pilares de la banda de The Carpenters durante una década, indicó que Richard le dijo que “tocara la melodía durante cinco compases y luego la consumiera. Vuela hacia la estratosfera. Quería un solo agresivo en medio de este disco de estilo easy-listening de Doris Day. Pensé, no puede estar hablando en serio. Sin darse cuenta, Richard había abierto nuevos caminos. Nadie había mezclado realmente los elementos del rock’n’roll y el easy listening. Totalmente loca pero una gran idea. A partir de entonces, se volvió muy común que una gran power ballad tuviera un solo de guitarra furioso”.

La reacción a esta innovación no fue universalmente positiva. Cuando The Carpenters escucharon por primera vez la música en la radio, un DJ bromeó diciendo que estaban “haciendo una canción de Jimi Hendrix”. También recibieron cartas de distintos fanáticos molestos por haber percibido esta canción como una “herejía musical”.

La ambición y los experimentos de The Carpenters

Sin embargo, siempre ambicioso, Richard estaba en una búsqueda constante de nuevos tipos de orquestación, ya sea usando instrumentos de viento de madera, cuerdas, arpa o panderetas, e incluso una combinación de todos ellos detrás de muchas armonías superpuestas. En “Make Believe It’s Your First Time”, adaptó lo que él llamó “un claqué de mejilla” – el sonido de Karen dándose tres tirones rápidos en la mejilla, con el pulgar y el índice –  para producir un sonido de claqué. En “I’ll Never Fall In Love Again” (una canción que él descubrió cuando Bette Midler la cantó en The Johnny Carson Show) quería un sonido más exuberante. Así fue que creó un arreglo coral con un acorde de 39 voces en 13 partes. Esta canción le valió a Richard una de sus cinco nominaciones al Grammy como arreglista.

The Carpenters tuvieron más éxitos a lo largo de los años 70 y Richard siguió experimentando. En el álbum Passage de 1977, aprovechó al máximo la voz de Karen cuando la contrastó como contrapunto con distintos solistas (oboe, flauta, armónica). Ese álbum también incluía un cover del himno espacial de la banda canadiense Klaatu “Calling Occupants Of Interplanetary Craft (The Recognized Anthem Of World Contact Day)”, una combinación de orquesta y guitarra de siete minutos. Como dijo Peluso, “Ciertamente no es el tipo de cosas que esperas de The Carpenters. Desde un punto de vista creativo, todos lo pasamos genial. ¿Comercialmente? No, pero no creo que a Richard le importara.

Otra canción del álbum, “B’wana She No Home”, escrita por el cantante de jazz Michael Franks, les permitió demostrar un uso innovador de la conga y la percusión, y tiene la cualidad inusual de reflejar lo que sucede cuando a los músicos de sesión que son realmente talentosos les dejan presumir todo lo que saben hacer.

Richard admitió que entendía por qué él y su hermana eran apodados como “goody four-shoes” (una inocente y sosa caricatura para niños), y se cuestionaba  qué tanto fue que las portadas de sus álbumes, como la imagen acogedora y mustia de Close To You jugaron en contra de la credibilidad del grupo.

The Carpenters With The Royal Philharmonic Orchestra

Richard Carpenter fue un maestro para relucir lo mejor de la exquisita voz de Karen, en especial en el álbum Carpenters With The Royal Philharmonic Orchestra de A&M/UMe, donde aprovechó la oportunidad al máximo para llevar las canciones clásicas de la banda a un nuevo nivel. Así fue que se valió de una orquesta de casi 80 músicos de primera clase para reinterpretando clásicos como””Top Of The World” (1973), sus éxitos en las listas de éxitos estadounidenses “We’ve Only Just Begun” (1970), “Superstar” (1971), “Rainy Days And Mondays” (1971 ), “Hurting Each Other” (1972) y “Yesterday Once More” (1973).

Luego de casi 50 años después de su primer disco, la crítica llena de elogios a la música de The Carpenters. A todas luces, es seguro afirmar que sus exquisitas armonías en múltiples capas, sus arreglos novedosos y su creatividad ayudaron a moldear la música pop moderna.

Más allá de las imágenes tímidas de sus portadas – y de la tragedia posterior de la muerte de Karen, con solo 32 años –  es posible ver que The Carpenters eran unos inconformistas musicales: sobre todo por el increíble logro de vender 150 millones de discos de “voz suave” en una época en la que el rock, el punk, el rock progresivo, y el heavy metal se suponía que eran los grandes dueños de la música global.

Escucha lo mejor de Carpenters en Apple Music y Spotify.

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