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‘She’s A Rainbow’: la historia detrás del clásico de los Rolling Stones

‘She’s A Rainbow’ es uno de los sencillos de la era psicodélica más queridos de los Rolling Stones. Esta es la historia de cómo se hizo.

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The Rolling Stones - She's A Rainbow
Photo: Michael Ochs Archives/Getty Images

“She’s a Rainbow” de los Rolling Stones se considera hoy en día como un clásico psicodélico. Pero el estado de ánimo colectivo del grupo en 1967 se puede resumir en la evaluación del baterista Charlie Watts de su sexto álbum, Their Satanic Majesties Request (citado en las memorias de Bill Wyman de 1997, Stone Alone): “A veces creo que fue un milagro que produjéramos algo con todos los trastornos emocionales dentro del grupo”. No obstante, como dijo Keith Richards en su autobiografía Life, “era hora de otro álbum de los Stones”. Así que siguieron adelante, aprovechando el espíritu psicodélico colectivo de la época, incluso si los cinco miembros del grupo no estaban a menudo en el estudio al mismo tiempo. Al final, lo que salió de esas sesiones desordenadas fue uno de los álbumes más subestimados de los Stones -un viaje mental auditivo impulsado por el impulso flexible de un Mellotron, bañado en voces escalonadas y efectos de sonido divertidos.

El proceso de composición

Podría decirse que la expresión más fuerte de la visión de los Stones para el álbum es la canción que da inicio a la segunda cara del LP: “She’s a Rainbow”. Como gran parte de Satanic, la canción es limpia y complicada a partes iguales. Mick Jagger emplea letras que evocan la alegría de la emoción del romance, pero tiene que trabajar sus sentimientos en y alrededor de la música que continúa deteniéndose y comenzando, con nuevos elementos y extraños giros (el violonchelo rascado y algunos chorros de guitarra eléctrica difusa en los últimos segundos de la canción).

Cuando los Glimmer Twins escribieron la canción, la imaginaron como “una especie de caja de música”, como le dijo Richards a un entrevistador en 2016. La banda y el productor Andrew Loog Oldham tomaron esa idea de la manera más literal posible, ya que, durante cuatro minutos, la canción sigue cobrando vida, dirigida por las líneas de piano barrocas de Nicky Hopkins, para luego detenerse. Difícil de bailar, pero un placer escucharla con audífonos. De esa manera, puedes captar todos los pequeños detalles que la banda incorporó a la mezcla. Los coros que se han acelerado hasta el timbre de un coro de dibujos animados. Una sección de cuerdas (arreglada por el futuro miembro de Led Zeppelin, John Paul Jones) que se precipita a lo largo de la canción como una pequeña bandada de estorninos. Un ritmo de percusión insistente que podría ser una guitarra eléctrica apagada o los bongós que se cuelan por la puerta trasera de la canción.

Recepción de la canción

“She’s a Rainbow” y Satanic fueron éxitos inequívocos para la banda. El sencillo colocó a los Stones en el Top 40 de Billboard (alcanzando el puesto número 25) y, según Wyman, el grupo recibió un disco de oro por las ventas del álbum… incluso antes de que se lanzara. Sin embargo, a nivel de la crítica, el álbum fue recibido con sospecha y confusión. Como dijo un crítico de The Daily Mirror en ese momento: “No cuentes conmigo para esta onda. No puedo enfrentarme a eso”.

La historia, sin embargo, ha sido amable con “She’s a Rainbow”. La canción se ha vuelto tan querida que los fans presionaron con éxito al grupo para que la regresara a sus listas de canciones en vivo para una gira de 2016 por América Latina. Teniendo en cuenta las dificultades que soportó la banda para escribirla y grabarla, saber que continúa tocando la fibra sensible de los oyentes debe sentirse como otro milagro menor.

Escucha las mejores canciones de los Rolling Stones en Apple Music y Spotify.

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