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Cuando el “Presidente del Concejo” subió al trono en Montecarlo

Actuando a pedido personal de la Princesa Grace de Mónaco, Frank Sinatra se asoció con Quincy Jones por primera vez.

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Frank Sinatra
Foto: Frank Sinatra Enterprises

Cuando llegó 1958, Frank Sinatra, de 42 años, estaba en la cima del mundo. Además de gozar de fama universal como cantante, con una gran cantidad de discos de grandes ventas (entre ellos el más reciente el álbum Come Fly With Me, que encabezó las listas de álbumes de Estados Unidos durante cinco semanas en aquel año), también fue una de las estrellas más rentables de Hollywood. Entre su seguidilla de películas de gran éxito se encontraban De Aquí a la Eternidad (1953), El Hombre del Brazo de Oro (1955) (en la que Sinatra interpretó a un adicto a la heroína y le valió una nominación al Premio de la Academia al Mejor Actor), además de los musicales Alta Sociedad (1956) y Pal Joey (1957) (que le valió un Globo de Oro). Como dijo el célebre arreglista/productor Quincy Jones: “Si no sabías quién era Frank Sinatra en 1958, necesitabas cambiar tus oídos… El hombre era más grande que la vida”. Y estaba a punto de agregar otro golpe a su lista: actuar ante la realeza en Montecarlo.

Preparando el concierto

En junio de 1958 Sinatra tenía programado viajar a Europa por primera vez desde 1953. Esto fue a pedido de su amiga, la ex estrella de cine Grace Kelly (quien ahora era la Princesa Grace de Mónaco), para actuar en un evento benéfico destinado a recaudar fondos para el Fondo de las Naciones Unidas para los Refugiados. El concierto también se programó para que coincidiera con el estreno en Europa de la última película de Sinatra, una cinta bélica llamada Cenizas Bajo el Sol.

Para organizar y dirigir el espectáculo de Sinatra se contrató a un joven estadounidense que vivía en París llamado Quincy Jones. Con solo 25 años y nacido en Seattle, Jones era un trompetista convertido en compositor y arreglista que se había mudado a Francia en 1957 para estudiar con la célebre profesora de música clásica Nadia Boulanger. Durante su estancia allí, también se convirtió en el director musical del sello discográfico Barclay dirigido por Eddie Barclay. En sus memorias de 2001 Q: The Autobiography Of Quincy Jones recordó vívidamente el momento en el que le propusieron trabajar con Sinatra: “Estaba en París en casa de Eddie Barclay cuando recibimos una llamada de la oficina de la Princesa Grace de Mónaco. Le dijeron a Eddie: ‘Frank Sinatra vendrá a cantar para el estreno de su película Cenizas Bajo el Sol, y quiere que tú y Quincy traigan una orquesta a The Sporting Cub de Mónaco’”.

Jones admiraba a Sinatra y no dudó en decir que sí. Viajó a Montecarlo en tren desde París con 55 músicos cuidadosamente seleccionados entre los que se encontraban dos estadounidenses expatriados, el baterista Kenny Clarke y el saxofonista Lucky Thompson, además del maestro francés del violín Stéphane Grappelli. Jones estaba extasiado con la posibilidad de trabajar con Sinatra. “Estaba encantado de conocerlo para saber lo que quería en términos de banda, arreglos y sentimiento”, dijo, y agregó: “Tenía curiosidad por ver cómo le gustaba a Frank preparar su música”.

En Montecarlo, Sinatra ensayó con la orquesta durante cuatro horas seguidas y luego se marchó. “No me dijo más de diez frases en todo el tiempo”, recordó Jones más tarde. Posteriormente, ese mismo día, tuvo lugar el estreno de la película, y luego, programado para comenzar a medianoche, el concierto de Sinatra en The Sporting Club. La audiencia estaba llena de ricos y famosos, entre ellos se encontraban miembros de la realeza (el Príncipe Rainiero), estrellas de cine (Douglas Fairbanks Jr) y novelistas (W. Somerset Maugham). El maestro de ceremonias fue el dramaturgo y actor Noël Coward, quien pronunció un breve discurso  (primero en francés y luego en inglés) antes de presentar a Sinatra, a quien describió como “un hombre que, en mi opinión, es uno de los grandes artistas de nuestro tiempo”.

Una gran entrada

Quincy Jones recordó el comienzo del espectáculo como angustioso porque no sabía de qué lado del escenario iba a hacer su entrada el cantante; necesitaba ver a Sinatra para sincronizar la introducción orquestal con su llegada. Era fundamental que el momento fuera perfecto. En última instancia, Jones tuvo que improvisar y dejarse llevar por sus instintos. “Cuando escuché las palabras ‘¡Frank Sinatra!’ y el aplauso del público, indiqué a la orquesta el tema de El hombre del Brazo de Oro y la dirigí mientras vigilaba ambos lados del escenario para poder guiarlos hacia ‘Come Fly With Me’  tan pronto como Frank subiera al escenario”.

Sinatra, sin embargo, hizo su entrada por la parte trasera de la sala, deteniéndose para estrechar la mano de Noël Coward, antes de saludar al ícono del cine Cary Grant y a la Princesa Grace. Luego, justo antes de llegar al escenario, se detuvo para tomar casualmente un cigarrillo de una pitillera de oro, se lo llevó a la boca y lo encendió con indiferencia. Puede que Jones estuviera en ascuas, pero Sinatra era un maestro en aprovechar al máximo cada momento, exprimiendo la expectación del público para lograr el máximo efecto.

La actuación

Cuando la banda se lanzó a un vibrante “Come Fly With Me”, la entrada de Sinatra fue perfecta. Su interpretación parecía no requerir esfuerzo alguno. Jones recordaría más tarde: “Frank había crecido cantando con las grandes bandas y aprendiendo a sonar como un corno, por lo que sabía exactamente dónde estaba el ritmo en todo momento”. Como ilustraron sus sublimes interpretaciones de “I Get A Kick Out Of You” y “I’ve Got You Under My Skin”, Sinatra también sabía instintivamente cómo hacer swing e inyectar una sensación de rebote rítmico y síncopa sutil en su fraseo vocal.

Su maestría se extendió también a las baladas. “April In Paris” fue dramática sin ser demasiado histriónica, mientras que las más suaves “All The Way” y “Moonlight In Vermont” pusieron de relieve la capacidad de Sinatra para exprimir todos los matices emocionales de una letra evocadora. Según Jones, “no desperdiciaba nada, ni palabras, ni emociones, ni notas. Era pura economía, poder, estilo y habilidad”.

El concierto de Montecarlo también se destacó por una rara presentación en vivo de “Monique”, el tema musical escrito por Elmer Bernstein para la película Cenizas Bajo el Sol.

Casi al final del espectáculo de Monte Carlo, Sinatra le dijo a la audiencia que había recibido un pedido de “nuestra encantadora dama de la noche”, la princesa Grace, para tocar “You Make Me Feel So Young”, una canción que ni él ni la banda habían ensayado (aunque tenían la partitura frente a ellos). Consciente de su sorpresa, Sinatra le dijo a la orquesta: “Solo léanla. No se pongan nerviosos, amigos, todo saldrá bien”. El público se echó a reír, lo que fue la señal de Sinatra para continuar con su broma. “Si echas a perder esto, estás fuera del equipo”, dijo, provocando una risa aún más grande. Como era de esperar, la interpretación fue perfecta.

Después del concierto, Sinatra habló brevemente con Quincy Jones antes de desaparecer. “Sí, buen trabajo, Q”” le dijo al arreglista, quien más tarde reveló que “esa fue la primera vez que alguien me llamó Q”. El apodo se le quedó.

La recepción y el legado

Originalmente grabado para la radio francesa, el concierto de Monte Carlo recibió su primer lanzamiento oficial en 2016 como primer disco de la caja de 4 CD World On A String. La portada del álbum, una foto en blanco y negro de Herman Leonard que muestra a Sinatra cantando de espaldas a la cámara, cigarrillo en mano, fue tomada en la presentación de The Sporting Club. Aunque no se puede ver el rostro del cantante, es una imagen que captura su aura dominante y su magnetismo en el escenario.

Aunque el espectáculo de Monte Carlo fue la primera experiencia de trabajo de Quincy Jones con Frank Sinatra, no sería la última. La pareja colaboraría en 1964 en el LP It Might As Well Be Swing (con Count Basie) y más tarde en el clásico álbum en vivo de 1966 Sinatra At The Sands. Luego, en 1984, Jones dirigió el álbum de Sinatra LA Is My Lady.

En 2013 Jones recordaría: “Trabajé con él hasta que falleció en el 98. Me dejó su anillo. Nunca me lo quito. Ahora, cuando voy a Sicilia no necesito pasaporte. Solo muestro mi anillo”. Sobre el impacto sísmico que tuvo Sinatra, Jones dijo: “Frank Sinatra me llevó a un planeta completamente nuevo”.

Con presentaciones clásicas en vivo, grabadas en Las Vegas, Dallas y Filadelfia, la caja de 3 CD Standing Room Only se puede pedir aquí.

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