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‘No Woman, No Cry’: detrás de la gran canción de Bob Marley

Una grabación en vivo de ‘No Woman, No Cry’ ayudó a convertir a Bob Marley en una estrella mundial. Sigue siendo un himno atemporal.

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Bob Marley photo Photo: Erica Echenberg and Redferns
Photo: Erica Echenberg/Redferns

Si alguna vez hubo un himno que llevó la experiencia de los pobres de Jamaica al resto del mundo, ese fue “No Woman, No Cry”. Es cierto, hubo éxitos pop anteriores que cuentan las luchas de los habitantes del gueto de Jamaica. El más reconocido de ellos fue quizás “Israelites” de Desmond Dekker de 1968. Sin embargo, es probable que la mayoría de quienes hayan escuchado el disco de Dekker no entendieran su mensaje, ya que aquella canción tiene una entrega con tonos tan brillantes que pocos podrían sospechar lo grave de la situación que describe. Todo lo contrario sucede con Bob Marley en “No Woman, No Cry”, una canción en la que no hay espacio para este tipo de confusión. Esta canción profundamente espiritual cuenta mucho sobre la vida en el gueto de Trenchtown sin decir una sola palabra explícita sobre la pobreza de su gente o las injusticias que padecían. En cambio, ofrece recuerdos, observaciones y, sobre todo, consuelo y esperanza. Es Bob Marley puro: cálido y espiritual.

Una celebración de la vida frente a sus dificultades.

“No Woman, No Cry” se publicó por primera vez en Natty Dread de 1974, montada sobre una caja de ritmos, lo que era una innovación dentro del reggae cortesía del bajista de The Wailers, Aston “Family Man” Barrett. Su memorable arreglo de teclado estuvo a cargo del músico de sesión Jean Roussel, una parte fundamental de la canción, que se volvió aún más brillante cuando fue tocada por Hammond Tyrone Downie en el show que Bob & The Wailers dieron en el Lyceum Ballroom de Londres el 18 de julio de 1975. Fue ahí donde fue grabada para la posteridad para el álbum Live!.

Aquellos que solo conocen este último corte, que se convirtió en el gran éxito pop de Bob, a menudo se sorprenden de lo delgada y suave que suena la versión de estudio, con aquella caja de ritmos, esa guitarra casi funky (con un ligero toque de wah-wah) y las voces de The I-Threes que se unen como si fuera una simple improvisación o un ensayo. Apenas es reggae en términos de ritmo, lo que sugiere que su creación tiene más que ver con esta gran banda de Jamaica trabajando en una canción de manera relajada, en lugar de estar tratando de crear un groove profundo de reggae. Sin embargo, todo esto también refleja la inteligente producción que realizaron Chris Blackwell, The Wailers y Bob. En esta versión original de “No Woman, No Cry” se enfatiza la sensación hogareña de la canción, como si estos músicos realmente estuvieran sentados en Government Yard en Trenchtown, charlando, haciendo música y recordando el pasado.

Una de las ventajas que tenía Bob por encima de la mayoría de los artistas de reggae era el hecho de que trabajaba con una banda de base con la que estaba constantemente de gira. La mayoría de los cantantes jamaiquinos no tenían su propia banda, así que tocaban aquí y allá con quienquiera que fuera capaz y estuviera disponible. Por lo tanto, las canciones de Bob desarrollaban una vida propia única al ser tocadas en vivo una y otra vez con The Wailers. Luego de nueve meses del lanzamiento de Natty Dread, “No Woman, No Cry” se había vuelto grande, audaz y magnífica. Ahora tenía espacio para respirar. La versión original duraba tres minutos y 46 segundos. La presentada en Live! se extendió a más de siete minutos (aunque se redujo aproximadamente a la duración de la versión de estudio para su lanzamiento en un sencillo de 7″). Esta canción con una entrega modesta, pero inspiradora, se había convertido en algo conmovedor. Resultó en un corte inigualable que comenzaba con un canto angelical de las The I-Threes, llevaba el trabajo de peso pesado de Carlton Barrett en la batería y contaba una atmósfera general de celebración: “Tuvimos tiempos difíciles, pero había amor, amistad y esperanza; algunos de nosotros los perdimos, ellos son recordados. Algunos sobrevivieron y prosperaron. Es una celebración gloriosa de la vida frente a las dificultades. No llores: debemos seguir viviendo.”

Un himno para todas las épocas.

Hubo debates sobre quién había escrito la canción, incluso hubo algunos juicios en vano impulsados por el ex editor de Bob. Al final, se le atribuyó a Vincent Ford, un personaje muy conocido en Trenchtown de cuando Bob era niño. Ford, parapléjico, perdió las piernas cuando era joven debido a una diabetes no tratada (el tratamiento médico para ello escaseaba en el gueto) y rodaba por Trench en una silla de ruedas. Sin que eso lo detuviera, él dirigía un comedor de beneficencia en un área conocida como Government Yards. The Yards, en lugar de ser un espacio abierto en específico, se le decía tanto al “hogar” en inglés jamaiquino como a los espacios abiertos que había entre los edificios de las unidades habitacionales erigidas por el gobierno de los años 40 para albergar a los pobres en el oeste de Kingston. Si bien los edificios tenían mejores condiciones que las que había en los barrios marginales de la cercanía (contaban con baños, agua corriente y suministro de energía), carecían de oportunidades de trabajo, lo que agudizaba la pobreza de sus habitantes.

Uno de los beneficiarios de la comida gratis que otorgaba Ford fue Bob Marley, quien dijo que sin los esfuerzos de Ford se habría muerto de hambre. Así fue que Ford recibió el crédito por escribir varias de las canciones de Bob, incluida la de “No Woman, No Cry”. Existen muchas teorías sobre por qué Bob podría haber regalado a Ford los créditos de una de sus canciones más importantes – aunque este no es el lugar para hablar de ellas.  Pero más allá de si él o no la escribió, lo cierto es que este anciano caritativo ciertamente necesitaba las regalías que venían con aquella autoría. Fue una forma elegante de Bob para agradecer la bondad de Ford. Un pacto que ninguna de las partes llegó a romper nunca. En los años 90, Ford era una presencia regular en el Museo Bob Marley en Kingston, un testimonio vivo de las luchas de Bob y la victoria final sobre la pobreza.

Existen muchas versiones de “No Woman, No Cry”. Los Fugees lanzaron una en 1996. También fue reinterpretada por Nina Simone. Esto fue todo un logro para Bob, ya que ella había sido una fuerte influencia para la música reggae y él también había cantado versiones de su “Sinnerman” mientras aún peleaba por hacerse de un nombre en la industria musical. Hugh Masekela, pionero de la música de los municipios de Sudáfrica, la grabó en 1989. Artistas tan diversos como Joan Baez, Pearl Jam y Naughty By Nature también fueron atraídos por su conmovedora belleza. Incluso la joven sensación de la música clásica, el violonchelista Sheku Kannah-Mason, lanzó una versión en 2018, ayudándolo a posicionarse en el mercado pop actual. En 1975, la leyenda del reggae Derrick Morgan escribió una canción de respuesta, “Some Woman Must Cry”, que explicaba que las mujeres tenían derecho a llorar, considerando la forma espantosa en que eran tratadas por sus hombres. Pero ninguno pudo igualar el impacto de la versión en vivo de “No Woman, No Cry” interpretada por Bob Marley & The Wailers. Un himno atemporal.

Escucha las mejores canciones de Bob Marley en Apple Music y Spotify.

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